miércoles, 14 de enero de 2009

Los tramos negros y el derecho a opinar

El Ministerio de Fomento comenzó la segunda semana de Enero a señalizar los 776 “puntos negros” de más de un kilómetro detectados en la Red de Carreteras del Estado. En esta iniciativa, fruto de la plataforma “Ponle freno” promovida por Antena 3, Onda Cero y Europa FM, en esencia se ha contado con las aportaciones (críticas mayormente) de miles de conductores para poner de manifiesto determinadas zonas de riesgo para la conducción. El Ministerio lo ha entendido como positivo (ha sabido entender las críticas como aportaciones, como un esfuerzo de los ciudadanos en colaborar) y entre la ministra Magdalena Álvarez y el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba han destinado 1.200 millones de euros hasta 2012 para realizar las actuaciones de mejora y señalización precisas.


Moraleja: las críticas han conducido a una mejora porque los gobernantes así lo han querido (y sabido) entender.

Aunque lo expuesto, a todas luces es positivo, parece ser que el hecho de que alguien pueda manifestar su opinión (su crítica), sobre un punto negro o cualquier otra cuestión, no es agradable para todo el mundo. Hay quien no ve más allá y piensa que dejar de manifiesto anomalías es una actividad destructiva, en lugar de ver una colaboración y valorar el esfuerzo de la opinión gratuita. En este caso (y particularizando en el objeto de este blog), mi punto de vista contemplado dentro de los más dentro de los tres mil y pico (¿o éramos siete mil?) potenciales opiniones de Ontigoleños, creo debiera interpretarse como una crítica constructiva más. Pero no...

A través de mensajes al blog, hay quien me acusa. Quien opina que escribo casi de forma exclusiva sobre ADEIO (pero claro ¿sobre de quién voy a escribir? ¿quién está gestionando mi Ayuntamiento?). No tengo mayor interés en ADEIO que el meramente derivado de lo que sus actuaciones puedan afectar a mi vida en Ontígola. En esta línea me preocupa, circunstancialmente, las decisiones que tome esta agrupación de electores, nada más.

Soy un firme convencido de que la política siempre acaba prostituyendose, degradando todo y esta opinión se me reafirma día a día ¡y por supuesto que hacer política no debe ser sencillo! No obstante, pienso que no debería perderse la humildad para reconocer los errores propios, los aciertos ajenos y las opiniones de terceros. No todo lo que hace ADEIO está bien al igual que no todo lo que hizo el PSOE lo estuvo. Tampoco sería cierto afirmar que la totalidad de decisiones son erróneas. No obstante, en aquellas en las que se tiene conciencia de no haber optado por la mejor alternativa ¿Por qué no rectificar como sabios?

A mi humilde entender, para tener esta "generosidad intelectual" a la hora de aceptar errores y opiniones, es preciso tener una determinada capacidad. La situación política de Ontígola (gobierno-oposición y sus respectivos protagonistas) es fruto de una circunstancia puntual, quizás previsible para algunos, pero con un cierto componente importante de azar indiscutible. Si el día de las elecciones hubiese llovido o se hubiese celebrado un concierto la noche anterior, quizás el resultado hubiera sido otro (recuérdese que fue un puñado de votos el que marcó la diferencia).

Como bien sabe usted, admirado lector (por sufrido entre otras cualidades), la regla de Brown sobre el liderezgo lo deja claro: "La mejor manera de tener éxito en política es encontrar una muchedumbre que vaya a algún lado y ponerse delante". Es probable que sea cierto... tras una larga temporada de gobierno de PSOE en Ontígola (creo que desde siempre a partir de la etapa democrática), quizás las ideas acaban por perder fuerza y las personas por desgastarse. Lo que parece bastante acertado es pensar que la falta de cambios provocó que un grupo de ciudadanos caminasen en busca de algo... nuevo, diferente. Fue en ese momento cuando, a mi parecer, ADEIO se puso delante y se manifestó como abanderado de este grupo de descontentos.

Pero acabados los días de gloria y las noches de miel, llegó el momento de la realidad, del día a día, de la gestión económica, social, laboral… de Ontígola y aquello ya no fue (es) tan sencillo. Las opiniones y críticas ya no son colaboraciones sino ataques a la línea de flotación y las malas decisiones se mantienen aun con la constancia del error.

La libertad de expresión es un derecho fundamental, esto es una obviedad. Un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y amparado por la Ley Orgánica 2/1984 de 26 de marzo de nuestra Constitución desde 1978 (así como el derecho de rectificación). Bajo este paraguas legal, definitivamente me reservo mi derecho a opinar, por supuesto, con el máximo respeto y, si en algún momento algo de lo escrito pudiera ofender a alguien, rogaría que se me hiciese saber para corregir cualquier comentario poco agraciado. Ahora bien, salvando esta norma mínima de civismo, no veo motivo alguno para no aportar un punto de vista más (tal y como indicaba al principio), una crítica constructiva (aunque no todos lo crean así) y, por supuesto, independiente. Entre todos debemos acabar con los "puntos negros". Señores del Consistorio ¿por qué no inician ustedes la campaña? Tienen un foro de opinión perfecto para iniciar el camino ¡suerte en su andadura!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribe, Sr.Duke
Es un placer leerle y, aunque algunos no lo sepan apreciar como debería, no deje de expresar lo que piensa....algunos estamos más que de acuerdo.
Un amigo