La pirámide invertida

El equilibro es una situación que se da en un crítico punto donde todas las tensiones se igualan. De algún modo se produce un “cero” absoluto entre fuerzas que se contrarrestan. Hay figuras geométricas que consiguen un equilibrio perfecto de forma natural (piénsese, por ejemplo, en una pirámide). No obstante, si se las “altera” (dele la vuelta a la pirámide imaginada) irremediablemente “caen”. Puede ser que durante un instante parezca que se está en una posición firme pero, necesariamente, la inestabilidad llega.

¿Qué qué tiene esto que ver con nuestro pueblo? Esta idea es extrapolable a muchos aspectos cotidianos y, cómo no, también a la realidad política municipal, objeto final de estas reflexiones y entendida como paso necesario para llegar a entender nuestro pueblo. Aquí es donde el pensamiento toma un matiz más interesante ya que los equilibrios buscados son de poder y las fuerzas que a veces parecen contrarias, acaban "tirando" en el mismo sentido. Cabría pensar si existe realmente una estabilidad en el Ayuntamiento y quién la mantiene… A primera vista todo parece sencillo y sólido: basado en la decisión de las urnas (la pirámide), el equilibrio se mantiene con la figura del Alcalde como máximo exponente. Pero si rascamos un poco más en esa munícipe costra, uno podría terminar preguntándose si la pirámide no está invertida y tambaleándose sobre su vértice.

Revisando la historia política reciente, las últimas elecciones ofrecieron cuatro fuerzas políticas con sus respectivos líderes para conformar esa figura de equilibrio: AEIO, IU, PP y PSOE, cada una “tirando” hacia sus intereses (¿ideología?). De estas cuatro, una desapareció en los comicios (IU), dejando de ser de interés para las otras tres que buscaban su equilibrio con ahínco (nuestra pirámide pasa tener sólo tres lados). El sorprendente equilibrio desequilibrado que el azar nos deparó fue voltear la pirámide del siguiente modo:

• AEIO, condenado a mantener una amistad perpetua (que no pacto, a mi entender) con el PP, es el que sufre el desgaste natural del gobierno. Se enfrenta a una oposición que le supera en número y en experiencia.

• PP, fuerza política que jamás hará pactos contra natura con el PSOE, se preserva de las críticas propias del gobierno y tiene en su mano el poder para poner o quitar Alcalde.

• PSOE, aun siendo partido más votado, sólo le queda esperar disputas entre AEIO y PP que le darían la Alcaldía.

Es probable que la postura de equilibrio la tenga (al menos potencialmente) el PP ya que puede manejar la cuota de poder municipal que quiera (a costa de mantener su apoyo a la alcaldía), dejando que quien sufra las críticas sea AEIO. No obstante, deberán evaluar si este apoyo incondicional será aceptado por sus votantes en las próximas elecciones.

Sin darnos cuenta, hemos entrado en esa espiral indeseable para cualquier democracia adulta: el bipartidismo local (PSOE – PP/AEIO) que, a semejanza del nacional (PSOE – PP), acaba consiguiendo que se vote más por inercia que por el análisis de cada una de las opciones políticas, impidiendo que iniciativas válidas minoritarias tengan posibilidades de gobierno. Es el resultado de voltear la pirámide: uno no sabe hacia qué lado caerá y siempre se corre el riesgo de estar debajo. Veremos hasta cuánto dura este inestable equilibrio…