viernes, 19 de septiembre de 2008

El mentiroso no da pistas

"El que menos, miente unas 20 o 30 veces al día", dice el catedrático en ética de la Universidad Autónoma de Madrid Javier Sádaba. La mentira forma parte de nuestra vida. "Pero claro, hay mentiras y mentiras. Las mentiras light, que no hacen daño, la mayoría, serían virtualmente indetectables por una máquina".

Ni por una máquina ni por una persona, se podría añadir. Varios trabajos psicológicos, como los de Bella DePaulo, de la Universidad de California (EE UU), han demostrado que los humanos no somos buenos detectores de mentiras: en los experimentos los participantes se dan cuenta de que se les está mintiendo sólo la mitad de las veces. Los investigadores advirtieron que, a la hora de detectar a un mentiroso, es fácil dejarse llevar por falsos estereotipos. Uno es que el mentiroso se siente atormentado por su conciencia y vive angustiado. Pero, según DePaulo, hay mentirosos consumados que incluso sienten placer colándola.

La conclusión es que no hay narices de Pinocho. Puede que si la mentira es complicada se hagan pausas más largas al contarla; pero cuando la trola es sencilla puede salir sola.

Las mentiras podrían estar mejor preparadas, de forma que su relato sea más claro, en orden cronológico, mientras que a menudo los hechos reales se narran con titubeos o de forma desordenada.

Además, los buenos mentirosos pueden conocer todos los trucos e inhibirlos, como explica DePaulo en The New Yorker: "No necesitan saber qué distingue a un mentiroso de alguien que dice la verdad; sólo saber qué cree la gente que los distingue".

Mónica Salomone. EL PAIS.com. Sociedad, 19/09/2008.

¿Sabes? Hoy he vuelto a descubrir que me has mentido. Cada vez somos más personas las que vamos dándonos cuenta de ello ¡y pensar que yo confié en ti! No volverás a engañarnos en las próximas elecciones.

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